No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

lunes, 28 de febrero de 2011

RECUERDOS DE OTRAS HISTORIAS: EL VELO DE LA NOCHE

            Hoy, por diferentes motivos, no hemos podido tener partida, así que el post de los Lunes sobre la partida rolera del domingo se me ha chafado un poco… o no, porque he decidido hablar de una vieja historia…



            Hace algún tiempo, con el mismo grupo con el que dirijo ahora, jugamos una de las Crónicas de Edad Oscura que más me ha motivado. El nombre que le pusimos, El Velo de la Noche, era directamente el del suplemento de Vampiro: Edad Oscura dedicado a estudiar en profundidad los dominios, tradiciones y peculiaridades de los Ashirra, los Cainitas del mundo islámico. Reuní un grupo de jugadores con personajes todos ellos de origen musulmán: Nebekhsebekhmere, un Walid Set (Setita) conocido como El-Nebi, un Bay´t Mutasharid (Nosferatu) llamado Bursuq al-Hamzab, Qadir al-Nasih, visir del Banu-Haqim (Assamitas), un Qabilat al-Khayyal (Lasombra) de nombre Rashid al-Hall ibn Da´ud  y un al-Amin (Salubri) llamado Yusuf al-Asim fueron convocados por el Sultán de El Cairo. Su objetivo era actuar como embajadores en la Gran Corte, en Francia, el dominio del Príncipe Ventrue Alexander y la Condesa Saviarre, con el objetivo de impedir a través de la diplomacia que los Cainitas de la Gran Corte apoyasen una nueva Cruzada contra las tierras del Islam. Para acostumbrarse a las costumbres occidentales y dar a su misión la discreción necesaria, en lugar de partir directamente desde El Cairo hacia París, el grupo se unió a una caravana de refugiados de la caída de Constantinopla que se habían reunido en Adrianópolis, y que ahora buscaban seguridad en diferentes puntos de Europa. El Setita Ankhesenaten sería el guía de la caravana, que tendría su destino final en Normandía, más allá incluso de París. Y con ellos, irían otros Cainitas, entre ellos el Ravnos bizantino Gregorio Lakeritos (el Creador de Maravillas) y su chiquilla, Zoe.
            Durante el camino, que les llevó varios años, ya que se hizo por tierra, siguiendo la costa mediterránea hasta llegar a Italia para luego adentrarse por los Alpes y la Saboya francesa, tuvieron que hacer frente a los intereses de Príncipes locales, a la Herejía Cainita, y a los monjes de la Orden de San Teodosio, cazadores de brujas y vampiros que destruyeron al propio Lakeritos en Saboya, pero finalmente consiguieron llegar a París, sólo para encontrarse con que la Gran Corte era mucho más peligrosa que el camino que habían transitado.
            Alexander de París, un Matusalén que había vivido por más de mil quinientos años, era un auténtico monstruo; su esposa, la condesa Saviarre, estaba enloqueciendo por la proximidad de un cometa que traía apocalípticas profecías; la Herejía Cainita amenazaba con dominar la ciudad; y una docena de facciones trataba de hacerse con la mayor cantidad de poder o atención del Príncipe. Poco a poco, los personajes se convirtieron en piezas activas de la política parisina, aliándose con la embajadora de los Antasianos, Veronique d´Orleans, y con los antiguos de las Cortes de Amor, dirigidos por la Matriarca Salianna. Ayudaron a Anatole, el Sacerdote Ceniciento que predicaba entre los refugiados bizantinos a enfrentarse a los líderes de la Herejía, destruyendo al propio Obispo Antonio de Santa Lys en las obras de la catedral de Nôtre-Dame, y finalmente, participaron del “golpe de estado” dado por la propia Matriarca Salianna y el Chiquillo de Alexander, Sir Geoffrey, recién llegado de Tierra Santa.
            La Crónica concluyó cuando Alexander fue expulsado de la ciudad, con la victoria de los jugadores al firmar con ellos la Matriarca Salianna un tratado de No Agresión (aunque años después, los mortales, dirigidos por Luis de Francia, San Luis IX, lanzarían una nueva cruzada a pesar de los pactos firmados por los Cainitas).
            ¿Y por qué recordar esto ahora?
            Porque las historias nunca empiezan… ni acaban… sólo las cuentas desde un punto… o desde otro…

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