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viernes, 24 de febrero de 2012

PRÍNCIPE DE NADA (II): EL PROFETA GUERRERO


                Tras los descubrimientos llevados a cabo en Momemn y que Drusas Achamian hiciera el macabro descubrimiento de un espía del Consulto entre los consejeros del Emperador-Exalto Ikurei Xerius, finalmente, y con esto aun siendo un secreto, la Guerra Santa se pone en marcha hacia el sur, hacia Kian, donde esperan enfrentarse a los Fanim en una guerra por la liberación de la Ciudad Santa de Shimeh.


                Y así arranca El Profeta Guerrero, el segundo volumen de la trilogía de R. Scott Bakker, Príncipe de Nada, una obra que profundiza en los planteamientos narrativos y filosóficos que ya había planteado en En el Principio fue la Oscuridad. La guerra entre los Inrithi y los Fanim, la Guerra Santa, muestra nudos y más nudos, vueltas y más vueltas, y tras cualquier sombra puede haber un asesino. Los personajes protagonistas, que se reunieron en Momemn siguiendo cada uno su destino, participan en la Guerra Santa, siguiendo a sus líderes, y en algunos casos, convirtiéndose en líderes. El scylvendio Cnaiur urs Skiota, la antigua prostituta Esmenet, la bella Serwe, el hechicero del Mandato Drusas Achamian, y estableciendo lazos con todos ellos, complejos y profundos, Anasurimbor Kellhus, el dunyaino, el falso Príncipe de Atrithau que va adquiriendo cada vez un mayor protagonismo en la Guerra Santa, y cuyo objetivo es encontrar a su padre, Anasurimbor Moenghus en la Ciudad Santa de Shimeh, quizá entre los hechiceros cishaurim… y probablemente, no le importaría destruir la propia Guerra Santa en su objetivo.  A ellos se unen otros personajes en la compleja trama: Ikurei Conphas, el Exalto-General del Imperio Nansur; Nersei Proyas, el Príncipe Coronado de Conriya y líder de facto de la Guerra Santa; Eleazaras, líder de los Chapiteles Escarlata y muchos otros…

                A través de los hechos de la Guerra Santa, Bakker desarrolla su historia de traiciones y revelaciones, su historia del Segundo Apocalipsis, con la interferencia del Consulto en los objetivos de la Guerra Santa a través de sus Espías-Piel; y además, profundiza aún más en la filosofía que hay tras cada uno de los personajes a través de complejas discusiones, y sobre todo, de monólogos interiores en los que los personajes debaten sus propios pensamientos, sus propias dudas e incertidumbres.

                Con una crudeza casi punzante, Bakker avanza sin rodeos en su trama, demostrando que además de ser un hábil narrador de personajes, lo es también de escenas de acción, dando auténtico brillo a las primeras batallas entre los Inrithi y los Fanin: la Llanura de Mengedda, la toma de Shigek… Cada una de las luchas entre los Hombres del Colmillo y los Seguidores de Fane es narrada con tal pericia que, sin recurrir a clichés visuales, Bakker nos introduce en pleno corazón de la guerra a gran escala. A esto se suman giros y escenas capaces de ponernos el vello de punta, y es que… no todos los personajes salen vivos de El Profeta Guerrero.

                Con un análisis profundo e imaginativo de la figura del Profeta Guerrero encarnado en Anasurimbor Kellhus, Bakker teoriza sobre la propia imagen del Mesías, y sobre como la propia mente del hombre busca lo divino en lo humano en casos de extremo conflicto. Y es que El Profeta Guerrero no es solo una novela de fantasía, si no todo un estudio de la Fe y las creencias humanas.

                Un libro a leer por todos.

1 comentario:

Er-Murazor dijo...

¿Ves como teníamos razón al decir que te tenía que gustar? :p