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martes, 25 de junio de 2013

DRAGONES Y MAZMORRAS 3

             Hoy presentamos:
Los secretos de las Serpientes. 


 Después de descubrir el Templo de las Serpientes bajo Puertolibre y liberar a Lucius, Eärwen, Alexiel, Tharkas y Hank decidieron permanecer en la ciudad para gestionar la venta del Venganza Sangrienta y cobrar la recompensa que Puertocalim pagaba por el pirata Scarbelly, que pasó a engrosar sus arcas. Durante ese tiempo, continuaron residiendo en la Pluma del Estudiante, aprovechando el mercado de Puertolibre para acceder a algunos útiles y materiales que pudieran utilizar más adelante, pero también preocupados por Lucius y lo que la infiltración de un hombre serpiente como Milos en los altos cargos de la ciudad podía implicar.



Orcos, siempre enemigos.
                Así, un mes después aproximadamente el Hermano Egil se reencontró con ellos durante una cena en la Pluma del Estudiante. Los personajes se vieron sorprendidos por la apariencia nerviosa de Egil de Deneir, que parecía estar paranoico, mirando continuamente a su alrededor, sobresaltándose con el más pequeño de los ruidos. Tharkas finalmente le convenció de que les contara qué ocurría, y Egil les contó que seguían preocupados por Lucius. Este estaba continuamente enfermo y estaba teniendo problemas para recuperarse de todo lo que había ocurrido en los últimos años, pero además, Egil tenía la sensación de que algo estaba pasando en la ciudad. Se sentía observado, vigilado, y la presencia de los hombres serpiente haciéndose pasar por humanos, le han convertido en un paranoico. Además, había sido testigo de como una sombra se había infiltrado en la habitación de Lucius para robar un pergamino, una sombra que olía a serpientes. Egil pidió a los personajes que averiguaran lo que ocurría en la ciudad, y se aseguraran de que el Templo de las Serpientes era desmantelado. Egil había descubierto que Milos tenía otra identidad, y como Devlin, tenía unas habitaciones en una posada en la zona vieja de la ciudad, la Luna del Marqués.
                Dispuesto a averiguar lo que ocurría (y tras aceptar la recompensa que Egil les ofrecía), el grupo se dirigió hacia Barrio Viejo, donde enseguida localizaron la Luna del Marqués, una posada de mala muerte cuyos únicos clientes eran dos enanos borrachos que jugaban a los cuchillos con el hijo del posadero, Ficca. Ficca recibió a los personajes, que le sonsacaron para saber que Devlin llevaba un mes desaparecido (el tiempo pasado desde que habían matado a Milos), y que su padre estaba furioso porque Devlin no había pagado la habitación en todo ese tiempo. Eärwen decidió que el grupo pagaría los gastos (con una generosa contribución a la propia economía del muchacho), con lo que pudieron acceder sin problemas al cuarto que había ocupado Devlin, o sea, Milos. La habitación estaba repleta de todo tipo de objetos que los personajes estudiaron con cuidado, pero sobre todo de estanterías repletas de libros, que enseguida llamaron la atención del equipo. Con ayuda de un perro celestial convocado por Alexiel, consiguieron encontrar un libro que se había caído tras la estantería, un texto sobre decantación de metales en el que aparecía un dibujo de un faro con extraños símbolos, destacando una V envuelta en un círculo. Además, encontraron varios experimentos en forma de ratas albinas, que Hank terminó liberando antes de descubrir que faltaban varios libros en las estanterías, habían sido reemplazados, lo que señalaba que alguien había entrado en la sala.


El Lobo, ese gran amigo de Eärwen.


                Pensando que Ficca les había engañado, los personajes volvieron a interrogar al muchacho, aunque este decía la verdad, y fue uno de los enanos borrachos quien les ayudó, a cambio de una pinta de cerveza, indicándoles que una noche había visto a tres hombres de la guardia de la ciudad salir de la habitación, apartándole de malos modos, y que olían raro, como a piedra y agua. Como serpientes.

                A la salida del edificio, y con el ocaso sobre la ciudad, el grupo comenzó a dirigirse hacia la Casa Tapiada, pero les sorprendió un grito de ayuda. Cuando miraron, se encontraron con que un niño, que parecía un joven mensajero era vapuleado por tres orcos de terrible aspecto. Tharkas fue el primero en disparar, iniciando así la pelea contra los orcos, lo que facilitó la huida del joven para ponerse a salvo. Mientras Hank disparaba a los orcos con sus flechas, Alexiel lanzaba sus hechizos y Eärwen convocaba a sus aliados mágicos, el niño consiguió aprovechar la confusión para robarle a Tharkas el libro que había robado de la habitación de Milos, aunque Tharkas se dio cuenta in extremis. Hank trató de asustar al niño con sus flechas, mientras el cuervo familiar de Alexiel y un águila convocado por Eärwen le seguían, acabando finalmente Hank y Tharkas con los Orcos. Eärwen consiguió encontrar al niño en las calles, y los personajes lo atraparon, escuchando una lacrimógena historia sobre hombres serpiente y amenazas sombrías… que acabó cuando el muchacho reveló su naturaleza serpentina, atacando a Tharkas, que acabó con la vida de la criatura, recuperando así el libro…

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