No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.

viernes, 14 de junio de 2013

LOS VIERNES DE MARCO: LA FORTALEZA DE ALAMUT

Magia, lucha, rol y aventura


(Creo que) Mi primer Libro Juego.

            Que soy un fan incondicional de este tipo de libros es algo que es evidente. Así que hoy quiero recordar brevemente uno de los primeros (o el primero) que tuve en mi poder. Se trata de “La Fortaleza de Alamut”, primer libro de una serie titulada “La Saga del Cruzado”
            Este libro me lo compró mi hermano hace la tira, como es lógico. Era como un “Elige tu propia aventura” pero con un toque distinto. Tan distinto que aquí teníamos peleas y podíamos portar objetos, aparte de ser muchísimo más largos de leer.
            De este en particular os voy a hablar de recuerdos, ya que no sé por dónde anda (cara triste) y no podré echar mano de él para refrescar la memoria. Solo recuerdo que eran muy muy pocas las veces que podías morir directamente (que las había, por supuesto). Lo más normal era morir a causa de un combate con cualquiera de los bichejos que pululaban por la historia. Y es que en este libro teníamos una ficha de personaje. Con parámetros como fuerza, resistencia, etc… y una mochila donde podíamos llevar (creo que) cinco objetos. Aparte de las armas y escudos para sumar y restar en nuestros combates.
            Los combates vienen a ser por turnos y con tirada de dados. No recuerdo exactamente como eran, la verdad, pero no era difícil morir en el intento. Aparte tenía una cosa que me encantaba y era que una vez avanzabas y tal te preguntaba “¿Llevas algo para comer? Si es así, réstalo de la mochila y suma 1 punto de resistencia. Si no es así, resta 1 punto a tu resistencia”. Y es que, si no comes y descansas, pues como que te afecta. Que eres una persona, no estamos hablando de robots. Las peleas se hacían con tiradas de dados… y si no tenías dados, en el pie de página estaban dibujados. Así abrías aleatoriamente una página y esa era la tirada. Una genialidad, la verdad.
            De los dibujos recuerdo también poco, muy poco. Solo me viene a la cabeza el típico mago con su barba blanca y un par de hombres-lagarto que se estaban comiendo lo que parecían ser unas cucarachas enormes. Aparte de una especie de babosa gigante… que daba un ajco tremendo (aunque aquí puede que esté mezclando libros). Eran los típicos de esta época ochentera. En blanco y negro y muchos (los más pequeños) se repetían. Pero tenían un encanto muy particular.
            El libro es el típico de fantasía épica, donde eres un caballero que tiene que llegar a cierto lugar y bla bla bla… vamos, una historia trilladísima y que sirve de excusa para proponernos un mundo de fantasía llena de peligros y todo tipo de monstruos. Por cierto, el final bueno siempre era el mismo y, aunque podías llegar por distintos caminos, este no variaba en nada. Eso sí, te emplazaba a comprar la segunda parte… de la que ni recuerdo el nombre y nunca tuve.
            A diferencia de los “Elige tu propia aventura”, este no iba por páginas completas. Más bien te movías por “secciones”. Antes del texto aparecía un número. Empiezas desde el 1 (cómo es lógico) y luego vas yendo donde te diga tu elección. Cada página podía tener 1, 2 o 3 secciones con lo cual la sensación de amplitud es mucho más grande que con un “Elige tu propia aventura” normal. Al final de cada texto venían las diferentes opciones a elegir y te movías a la sección correspondiente. Aunque no siempre era así, ya que para poder moverte necesitabas una llave u objeto que deberías llevar en el inventario. Como veis, era mucho más interactivo que los añorados libros rojos. Y hoy me he parado en este como comienzo, pero pienso homenajear muchos más (teniendo en cuenta que Tomás me ha regalado una pila de ellos).
            Y desde aquí quiero reivindicar este tipo de libros, que eran una gozada y que a día de hoy ya no se publican… ¡Un momento! ¿Qué han salido un par de ellos hace un mes? Pues sí, esperemos que sea el inicio de volver a algo tan sano y divertido como era jugar con nuestra imaginación entre un montón de páginas…

            ¡¡Felices Pesadillas!!

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