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martes, 25 de noviembre de 2014

LOS ASESINOS DEL EMPERADOR

Hay libros que llegan por pura casualidad a nuestras manos, y a mis manos, Los Asesinos del Emperador llegaron de la forma más casual. Bueno, a mis manos exactamente no, que fue un regalo de Marco por el día de San Jorge; sino a mis ojos. Y es que vi el libro en el expositor de una librería de mi barrio cuando íbamos a hacer unas fotocopias o algo así. Allí estaba, tochazo de 1200 páginas, con un título supermolón, "Los Asesinos del Emperador", y un resumen en el que hablaba de gladiadores, cortesanos, y un plan para asesinar a Domiciano y convertir a Trajano en emperador.

No creo que se pueda pedir mucho más a una novela, así en un primer vistazo. 



La novela finalmente cayó como regalo por el día de San Jorge (regalar libros es lo mejor del mundo), y después de muchos meses, he encontrado el tiempo y el momento para leerlo. Y eso que lo cogí con un poco de miedo, con el poco tiempo que tengo últimamente para leer, me veía leyéndome a Santiago Posteguillo hasta 2015. Y no, creo que ha caído en cosa de dos semanas y pico, por puro enganche. El escritor, que ya tiene experiencia con el mundo de Roma por una colección previa de bastante éxito en nuestro país (la saga Africanus, sobre Publio Cornelio Escipión el Africano), basa su novela en una gran elipsis narrativa, y es que Los Asesinos del Emperador, comienza más allá de in media res. Y es que no es que la narración comience en la mitad de la historia, sino casi al final. Nos encontramos con una conspiración que parece estar organizada por un miembro de la corte, un tal Partenio, en el que se ven implicados otros personajes: la emperatriz Domicia Longina, el gladiador Marcio y los hombres de su ludus, algunos senadores hispanos que buscan el apoyo del legado Marco Ulpio Trajano... Y todos hablan de lo terrible que ha sido el gobierno del Emperador Domiciano. La conjura continúa adelante, y de pronto, damos un gran salto atrás, y nos encontramos, muchos años antes de esa conjura, con los últimos años del imperio de Nerón, y la guerra que continuó a la muerte de este gobernante, la guerra de los Cuatro Emperadores, que sumiría Roma en el caos.

Así, de la mano de Posteguillo, vemos la gran crisis que supone para Roma el tiempo entre la muerte de Nerón y el alzamiento de la Dinastía Flavia, la llegada al poder del Emperador Vespasiano, y ligados a él, una familia de nobles hispanos, los Trajano. A lo largo de las 1200 páginas de Los Asesinos del Emperador, conocemos a los Flavios, Vespasiano, Tito, y el terrible Domiciano, al que se nos pinta como un monstruo del calibre de Nerón o Calígula; a Trajano, el que se convertiría en el primer emperador no itálico de Roma, a Domicia Longina, el gladiador Marcio, Partenio y el resto de los implicados en la futura conspiración contra el Emperador, desentramándose poco a poco los argumentos por los que ese grupo en concreto de personas se reúne para decidir poner fin a la vida y el gobierno de Domiciano, no sólo un César, sino autoproclamado Dominus et Deus de Roma y por lo tanto, del mundo. 

Santiago Posteguillo crea una novela histórica perfectamente equilibrada, fiel a los acontecimientos y buscando los huecos y las líneas en las que puede desarrollar sus propias tramas y personajes, que, como he dicho antes, me ha enganchado mucho más de lo que esperaba. Una pedazo de novela... con segunda parte, claro, Circo Máximo, en la que se abordarán los años de gobierno de Trajano. 

Próximamente, en el Iconocronos.

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