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domingo, 27 de septiembre de 2015

RAVENLOFT: TOQUE DE MUERTE (I)

Después de derrotar a Marcel Tarascon en la noche de los muertos, a Marais d´Tarascon le quedaba mucho por luchar para recuperar su normalidad, y después de ser testigos del cumplimiento de la primera de las profecías de la vidente Hyskosa, después de enterrar a su compañero Koiel, Balduin, Clavis y Lady Sombra comenzaron a preparar su viaje a Port d´Elhour, con ayuda del sacerdote Brucian de Mishakal. Estaban prácticamente preparados para salir cuando dos viajeros llegaron a la población: los hermanos Ronna y Bastian, que volvían de la capital de Souragne. Ronna y Bastian, guerrara ella, mago él, venían de los Reinos Olvidados, del Valle de la Sombra, al igual que ellos, y habían llegado a Ravenloft pocas semanas antes que ellos. Brucian presentó a los extranjeros, que dedicaron varias horas a hablar en la Luna Llena. Los cinco buscaban poder regresar a casa, pero los recién llegados no habían encontrado ninguna pista en Port d´Elhour. Aún así, decidieron volver los cinco a Port d´Elhour para seguir investigando. A la mañana siguiente partieron de Marais d´Tarascon, y en el camino, se encontraron con un carro vistani que se había salido del camino, rompiéndosele una rueda. Cuatro vistanis los miraron con gesto adusto, pero del interior del carruaje salió una chica, una joven vistani que se presentó como Dulcimae y que les pidió ayuda para reparar el carro, a cambio de lo cual les daría un regalo. Mientras Lady Sombra vigilaba alrededor, Ronna, Clavis y Balduin ayudaron a los vistani a cambiar la rueda, y finalmente, descubrieron la naturaleza del regalo de Dulcimae: al parecer, algunas mujeres vistani tenían la habilidad de manejar las Brumas y moverse por los mundos. Dulcimae se ofreció a utilizar sus habilidades para llevarles a su mundo de vuelta, propuesta que contó con la oposición inmediata de Balduin, al que aquello le parecía una brujería procedente de los Poderes Oscuros de Ravenloft, pero que todos los demás aceptaron. Así, cuando Dulcimae convocó las Brumas, se adentraron en ellas siguiendo el carruaje de los vistani, cruzando el espacio entre los mundos...



Pero su destino no fueron los Reinos Olvidados, como esperaban. De pronto se encontraron en un desierto, bajo el sol ardiente. Un camino se abría ante ellos, dirigiéndoles a un oasis con un pequeño poblado. Dulcimae y los vistani se mostraban confusos, aquel no era su objetivo. De inmediato, y mientras el sol caía a plomo sobre ellos, se dirigieron hacia el oasis. Bajo el sol abrasador, y sufriendo el calor del camino, tuvieron que vencer a unos ciempiés gigantes y a un escorpión, y encontraron un cadáver desecado cerca de la aldea. Clavis y Bastian dedujeron que se trataba de la consecuencia de algo mágico, pues no mostraba heridas ni marcas de ningún tipo. Recuperando el cadáver de las arenas, lo cargaron en el carro, y llegaron finalmente a la aldea y al oasis. Allí, una mujer reconoció al cadáver, y lo reclamó entre llantos, mientras los silenciosos aldeanos conducían a los personajes al oasis, donde les recibió la sacerdotisa Isu Rekhotep, suma sacerdotisa de Ra, el Dios del Sol. Isu les dio la bienvenida a Muhar, en el dominio de Har´Akir. En el oasis, Isu atendió a Ronna, que había sufrido un golpe de calor, permitiéndoles tomar agua del oasis, y dándoles permiso para instalarse allí, convocándoles al Templo de Ra cuando pasara el sol del mediodía. Mientras se recuperaban del largo viaje, los vistani salieron de Muhar, acampando en el exterior, y los personajes recibieron la visita de un hombre llamado Zambene, también extranjero, que les contó que en las ultimas semanas muchas personas habían llegado a Har´Akir, pero que les resultaba imposible marcharse, pues quienes lo intentaban, morían abrasados por el calor de unos muros invisibles. Mientras los demás descansaban, Lady Sombra se dirigió al Templo de Ra, y consiguió acceder a su tejado a través de una escalera en un lateral, descubriendo un observatorio astrológico, antes de decidir regresar junto a sus compañeros. 

Un muchacho de Muhar llamado Abú se convirtió en el guía de los personajes, llevándoles ante la viuda del hombre al que habían encontrado, que les contó que en las últimas semanas, varias personas habían desaparecido en Muhar, y en algunas ocasiones, sus cuerpos habían aparecido, secos como el de su esposo. En la aldea se hablaba de que el responsable era Osiris, que había llegado por orden de Ra para castigar los pecados de los hombres de Muhar, pero también se rumoreaba de la presencia del malvado faraón Ankhtepot... sin saber mucho más sobre él, se dirigieron finalmente al templo,donde Isu les recibió y les contó la historia de Ankhtepot, el último faraón de Har´Akir. Al parecer, temeroso de la muerte, Ankhtepot había desafiado a Ra, que le condenó por su blasfemia, haciendo que todo aquel a quien el faraón tocara después de caer el sol, se alzara como una momia no muerta a su servicio. Nephyr, la reina, esposa de Ankhtepot había sido su primera víctima, y había desaparecido en el desierto, pero muchos más habían caído bajo el oscuro poder del faraón, hasta que los sacerdotes se alzaron contra él y le mataron mientras dormía. Cuando Ankhtepot se alzó como una poderosa momia no muerta, las brumas cayeron sobre Har´Akir. Desde entonces, Ankhtepot se había alzado en varias ocasiones, y en Har´Akir casi todo el mundo le acusaba de todos sus males. Al parecer, la tumba de Ankhtepot se encontraba cerca de Muhar, en el Reposo del Faraón, y los personajes decidieron dirigirse allí al día siguiente. 

Pero esa misma noche, se encontraron con que el campamento de los vistani había sido atacado por unas criaturas surgidas de las arenas. Dulcimae consiguió escapar y se puso bajo la protección de los personajes, aunque se negó a entrar en la ciudad, pues desconfiaba de Isu. A la mañana siguiente, partieron junto a Dulcimae hacia el Reposo del Faraón, consiguiendo cruzar el desierto y entrando en un cañón que llevaba a la tumba, donde tuvieron que hacer frente a una manada de perros del infierno. A pesar de recibir numerosas heridas, consiguieron vencer a los perros y alcanzar la tumba de Ankhtepot, que estaba tallada en la ladera de la frontera montañosa de Har´Akir. La tumba se alzaba sobre una gran columnata, y estaba protegida por seis estatuas, una de las cuales, la que representaba a la reina Nephyr, había sido desfigurada. Se adentraron en la tumba para encontrarse en un templo dedicado a Ra, donde había un altar y unas tallas en forma de halcón gigante de piedra, y un estrecho pasillo que llevaba a una sala con materiales para el embalsamamiento. Cuando se acercaron al altar de Ra, los halcones, símbolo de Horus, despertaron y atacaron a Clavis, pero en el momento en el que se alejaron del altar, estos volvieron a la piedra. Sin encontrar otra salida, derrotaron a los halcones, y finalmente, Sombra encontró una serie de espejos y símbolos astronómicos que parecían conducir la luz del sol en el ocaso hacia un punto concreto de la sala... Aunque aquel no debía ser el día elegido, pues el sol no tocó el punto, aunque se acercó... Temerosos de lo que podía ocurrir esa noche, se refugiaron en la sala de embalsamamiento, mientras Sombra hacía guardia fuera... Y a pesar de su miedo, la noche pasó sin mayores problemas para ellos. Al amanecer, volvieron a Muhar...

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