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lunes, 9 de octubre de 2017

CALAVERAS Y GRILLETES: LA ISLA DE LOS OJOS VACÍOS (IX)

Después de conseguir el botín del Sonrisa de Bufón y con él el propio barco y el ron chelio que llevaba, los aventureros volvieron a la Isla de los Ojos Vacíos para continuar preparando la llegada de los enviados del Concejo. En el puerto encontraron una sorpresa: un barco procedente de Quent, el dominio de Tessa Viento Favorable, en el que se encontraba una dama, Audessa Reirick, que había regentado un burdel, y junto a sus chicas había decidido cambiar de vida, ofreciéndose a los piratas a trabajar como limpiadoras, camareras, cocineras o bailarinas en el fuerte. Aceptando a Audessa y sus chicas en el fuerte, decidieron continuar adecentando el lugar, terminando de explorar los túneles de la torre buscando el portal de teletransporte a Sumitha que les había contado Bikendi Otongu que estaba allí, y además, comprando armas de asedio que instalaron en el fuerte y las islas que cerraban el acceso a la bahía en la que se había construído el puerto. Pirkles se teleportó a Muelle Infierno, y allí contrató a un mago que le ayudara a reparar el círculo desajustado, y aunque al final resultó más caro de lo que habían pensado al principio, consiguieron reconectar el Fuerte con los túneles de Sumitha, donde celebrarían parte de la fiesta. Además, enviaron invitaciones para algunos de sus viejos amigos y aliados: Merrill Palo Respetable, Pierce Jerrell, Tessa Viento Favorable, el Amo de los Vendavales, Sandara Quinn, Evania... A sugerencia de Pirkles se preparó dinosaurio para comer, y Vanderlay se ocupó de invitar personalmente a la nereida Sefina, con quien preparó una pequeña obra de teatro junto a algunos de sus tripulantes y las chicas de Audessa para sorprender a los invitado. 

La Anguila... un nuevo amigo... ¿no?


Finalmente llegó el día, los invitados comenzaron a llegar, y Vanderlay comenzó a preocuparse, ya que Sefina no apareció como debía haber hecho, y aunque envió a algunos hombres a buscarla, nadie pudo encontrar a la nereida. Al anochecer llegaron los enviados del concejo, cada uno en su buque insignia: el guerrero Avimar Sorrinash, la pintoresca Lady Cereza Lamento de Sangre y el elfo marino Lord Darimar. En cuanto se hicieron las presentaciones pertinentes, Lord Avimar comenzó a interrogar a los aventureros sobre las defensas del Fuerte, pero las explicaciones de Ron Bear no le resultaron satisfactorias, así que les propuso un pequeño juego: debían hundir una barca fletada desde su barco, el Luna de Sangre, en un tiempo realmente corto. Shen intentó engañar a Avimar, tomándose una poción de tiro certero, pero fue descubierto por el consejero, que dejó la responsabilidad en manos de Ron. El guerrero ocupó una de las balistas mientras sus compañeros actuaban como dotación, pero no consiguió acertar con sus disparos, de modo que Avimar Sorrinash se apartó, un tanto decepcionado. Después de visitar la fortaleza, se dirigieron a los comedores, donde celebrarían la primera parte de la fiesta. A petición de Lady Cereza se sirvió buen ron, abriéndose los toneles chelios que habían obtenido en el Sonrisa de Bufón, y Vanderlay se dispuso a narrar las aventuras que habían vivido en la isla, pero los nervios y la presión fueron demasiado para el pequeño bardo (que unía también los nervios de su reencuentro con Sandara y Evania y su preocupación por Sefina), que no consiguió acertar con una melodía, y fue finalmente interrumpido por un bostezo de Lady Cereza, que había decidido pasar a diversiones más activas. Lady Cereza desafió a Vanderlay a un duelo a desarme, y aunque Shen intercedió tratando de atraer la atención de la duelista, ella afirmó que se enfrentaría a todos. Cereza desarmó sin la mayor dificultad tanto a Vanderlay como al capitán Shen, y fue sorprendida cuando al tratar de hacerlo con Pirkles, que recurrió a un hechizo para que ella le diera la espada, arrancando sonrisas entre los presentes. Tessa Viento Favorable intervino para calmar a la confusa Cereza, que finalmente aceptó su derrota y regaló un bastón estoque al hechicero. Mientras este charlaba con la pirata, Yana se dio cuenta de que una de las chicas de Audessa entraba al salón desde la cocina, buscándoles. La clérigo se acercó a ella, que la llamó a la cocina. Yana avisó al capitán, Ron y Vanderlay, y juntos pasaron a la cocina, donde sorprendidos tuvieron que hacer frente ni más ni menos que a una plaga de ratas que salían desde la despensa. Yana acabó con la plaga, y Vanderlay, examinando las alacenas, encontró una extraña sustancia pegajosa que no consiguieron identificar, pero que estaba cerca de todos y cada uno de los túneles cavados por las ratas. Después de limpiarlo, y mientras fuera Pirkles convencía a Sorrimash de que no pasaba nada, decidieron que había llegado el momento de trasladar la fiesta a Sumitha. 

Vanderlay fue el primero en trasladarse, asegurándose de que todo iba bien al otro lado, y preparando la obra de teatro con la que recibirían a los invitados. Esta vez, el joven bardo sí consiguió impresionar a los asistentes, que se sentaron para disfrutar de los platos principales. Mientras Vanderlay charlaba con Lord Darimar sobre las rutas y mareas de los Grilletes, Ron comenzó a sentirse mal, y también lo hicieron otras personas de la mesa, como el propio Darimar y el capitán Sorrinash. De inmediato, Yana trató de localizar algún tipo de veneno, pero no había nada... aunque tenía claro que Ron había sido envenenado. Siguiendo las órdenes del capitán Shen, Yana trató de curar a Darimar y Sorrinash, pero este la descubrió, comenzando un pequeño escándalo mientras Yana curaba a su compañero, y Shen descubría que el veneno se formaba al mezclar dos elementos que por separado no eran venenosos: el ron del Sonrisa del Bufón y el asado de dinosaurio. De inmediato Yana acudió a hablar con Pierce Jenner, ya que él era quien les había dado el chivatazo, pero era algo que simplemente habían escuchado en una taberna, algo que quizá habían escuchado porque alguien quería que fuera escuchado. Mientras, Pirkles interrogaba a Audessa, no descubriendo nada incriminatorio, sino todo lo contrario. Cuando los ánimos comenzaban a calmarse, Avimar Sorrinash se puso un tanto pesado con Audessa, de la que al parecer había sido cliente en Quent. Pesado hasta el punto de ser violento. Ron y Vanderlay trataron de calmarle, pero el guerrero fue bastante torpe y enfureció al capitán, que se convirtió en un hombre lobo. Vanderlay trató de pararlo, pero Ron devolvió los golpes, y finalmente, fue la intervención de Yana la que detuvo el conflicto, aunque muchos de los presentes miraron con desagrado a sus anfitriones. De hecho, la fiesta había derivado hacia una situación confusa, así que decidieron volver al Fuerte, aunque antes, una de las muchachas de Audessa se reunió con Yana para admitir que ella había puesto algo en la bebida de Sorrinash, algo que parecía haber causado su obsesión con Audessa. Para sorpresa de Yana y sobre todo de Vanderlay, parecía que Sefina era quien había encantado a la muchacha para echar esa sustancia en la bebida del capitán licántropo. Tras asegurarse de que sus invitados estaban protegidos en sus aposentos, los aventureros se separaron. Mientras Shen y Pirkles exploraban el Fuerte en busca de un posible saboteador, Vanderlay, Yana y Ron acudían a la cala de Sefina, encontrando a la nereida que tiraba un cohete a las alturas, lanzando algún tipo de señal. 

Vanderlay y Ron cayeron víctimas del encanto de Sefina, que en todo momento les pedía disculpas por lo que estaba haciendo, afirmando que el hombre pequeño la obligaba. La nereida atacó a Yana, envenenándola y cegándola, de modo que la clérigo se teleportó hacia el Maldición de Besmara, donde pudo curarse mientras Vanderlay y Ron averiguaban que alguien llamado "La Anguila" había doblegado a Sefina robando su chal. Yana consiguió llegar hasta Shen y Pirkles, contándoles lo que ocurría con Sefina, y Pirkles les teleportó hacia la costa, pero Yana y Shen fueron víctimas del encantamiento de la nereida, de modo que Pirkles tuvo les sacó de allí de vuelta a la fortaleza. Y en ese momento, el barco de Lady Cereza Lamento de Sangre estalló en llamas. Vanderlay y Ron consiguieron convencer a Sefina de que les dejara marchar para recuperar su chal, utilizando el Sombrero de Besmara que Vanderlay llevaba, mientras sus compañeros saltaban al barco de Lord Darimar, explorándolo en busca de posibles saboteadores. Sería finalmente Vanderlay quien encontrara algo extraño bajo la cubierta del Luna de Sangre, y desde el agua, Pirkles, Shen, Ron y él pudieron ver a La Anguila. Antes de que el alquimista tuviera mucho tiempo de reaccionar, Pirkles consiguió paralizarle y luego atraparle en una telaraña, mientras Shen arrancaba la bomba y la arrojaba a las profundidades. Entre todos consiguieron salir de debajo del barco y dirigirse hacia la playa... aunque no consiguieron evitar que el barco de Darimar también saltara por los aires. Para cuando llegaron a la playa, se encontraron con que la Anguila se había envenenado para no ser interrogado, aunque todos tenían claro de quien sospechaban: Harrigan estaba detrás de todo aquello.

Finalmente, tras explicar lo que había ocurrido, y con los capitanes valorando lo ocurrido, consiguieron que se les entregara una plaza en el Concejo de los Grilletes, con derecho de voz y voto, y les invitaron a la siguiente celebración, un mes después en Fuerte Obstáculo... 

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